Bienvenidos a este blog del memorioso

Este no es un blog individualista. Mi idea es tener un espacio en donde la gente también me cuente sus historias. Así que el objetivo es que me las envíen a chechu11y6@yahoo.com.ar y poder elegir y modificarlas tal vez con un tono más humorístico aunque las historias sean turbias, y poder publicárselas aquí. En caso de querer enviarla me gustaría que me informaran si prefieren el anonimato o que agregue sus nombres. En caso de que la historia tenga el humor que me gustaría para este blog, será publicada sin modificación. Espero que puedan exorcizar un poco esas historias densas con el humor de por medio. Saludos y bienvenidos.

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sábado, 5 de febrero de 2011

DIAS DE TORTURA MENTAL.


El amor de mi vida fue Mario, una relación enfermiza, más que eso, era una enfermedad sin relación, pero fue el amor de mi vida y ya está, nadie tiene por qué objetar nada. Nos peleábamos, nos arreglábamos, y así fue por unos cuantos años.
Más allá de esta intro voy a ahondar en un dato personal, que tiene mucho que ver con el desarrollo de esta cagada monumental que voy a contar. Soy una persona con un don innato, algo que no se aprende en ningún lado, lo tenés o no lo tenés. Perdón que no sea humilde en este aspecto, pero ante todo soy realista, y no sólo yo sé que tengo este don, me lo han dicho, como siempre, uno confirma lo que cree saber de uno en la mirada de los otros y bueno, así fue.
La torpeza en mí empezó con indicios, y a lo largo de los años se fue acrecentando casi hasta llegar a la perfección. Una destreza para hacer un desastre en segundos no se adquiere de la nada, en eso debo reconocer, soy como el Diego, nací con eso en el cuerpo como él con la pelota. Es como del que dicen: mira vos, qué bárbaro este tipo, lo que toca lo hace oro!!!!. Bueno, yo lo que toco lo hago mierda, y uno tiene que aprender a vivir con eso. Cuando uno es muy bueno en lo que sea, siempre hay alguien que te quiere tirar abajo, conmigo no funciona.
Mario y yo nos encontrábamos siempre con una pareja amiga, Silvia y Roberto. Nos prestaban su departamento cuando se iban de vacaciones, en fin…Mario y yo éramos un poco ratones, por diooooooooooooo!!!!!!, reeee ratones, no teníamos donde caernos muertos. Me acuerdo las noches franeleando en Barrancas de Belgrano, hiciera frío, calor, con tormenta. El amor es más fuerte, no?
Mi amiga Silvia siempre me escuchaba en los momentos de crisis, que yo sufría bastante seguido, pero bueno, ella me alentaba para que siguiera remando, en fin, de fierro la flaca. Después ella también se separó y siguió viviendo en el mismo depto en el que vivía con Roberto, porque él se había ido un tiempo de viaje, no recuerdo si por la separación o por qué.
En uno de esos momentos de distanciamiento con Mario, me encontraba con mis amigas Adriana y Marcela -eran hermanas-, para ver películas. Por dioooooooo!!!! Qué épocas aquellas!!! Una joda bárbara!!!, nos alquilábamos como 8 películas y las veíamos todas en el fin de semana. Una incorporación de información que fue a parar a la basura, porque no me acuerdo de ninguna. Por ahí, alguna escena erótica aislada que al fin de cuentas sirvió para enriquecer mi conocimiento dormitorial, pero nada más. Igual estuvo bueno.
El encuentro era en la casa de ellas dos, es decir, el depto de los viejos, en el cual vivían con dos hermanos más, Néstor y Paula, esta última la más chica de todos los hermanos.
Recuerdo que se había dado todo ese evento de copar las instalaciones los fines de semana porque los viejos, Néstor y Paulita se habían ido de vacaciones, por lo cual, el departamento fue NUESTRO, y las tipas muy fiesteras se dedicaban a mirar películas. Y buèeee.!!!
Me acuerdo que el lugar era de tres ambientes, en el living había un mueble que se hacía cama, ahí dormía Néstor. El mueble estaba plagado de muñequitos y adornitos de todo tipo.
AHHHHHH, qué lindo!!!!!, también recuerdo un cenicero de cristal enorrrrrrme que tenía Miguel, el padre de las chicas. Qué belleza!!!! Nunca vi otro igual.
Me olvidé de un dato, yo toco la guitarra, escribo temas y fumo, todos datos que hacen a la causa, es decir, relevantes.
Generalmente boludeábamos a la tarde y las pelis las veíamos a la noche. Un día llevé la guitarra, yo no sé que hacían las chicas, no recuerdo, pero yo me fui a la habitación de ellas a escribir, me colgué, como siempre. Tomé un marcador porque se ve que lapicera no encontré, y me puse a tocar la guitarra y a escribir. Me prendí un pucho. Todo eso en la cama de Adriana, que tenía un cubre camas amarillo, muy lindo él.
Escribir es como ir a otro mundo, como un viaje sideral (ejem), viajas, pero, viste? Aunque viajes el olfato siempre está con vos, y por eso mismo de repente sentí olor a quemado. A quién no le pasa? Me colgué escribiendo, dejé el pucho en el cenicero arriba de la cama, y el muy turro se consumió y fue a parar afuera del cenicero. Resultado? Un hermoso agujero en el cubrecama amarillo, preciosooo. Precioso el ataque de nervios que me dio. Me levanté como si tuviera un resorte en el culo, largué guitarra, marcador, papel. Agarré el cigarrillo, lo metí en el cenicero, raspé, raspé. Dedo, saliva, saliva, dedo y, el agujero no era una mancha, era un AGUJEROOOO. Desesperada fui al baño, pensé, un rato. NO soporto cagarle las cosas a un amigo, si bien ya dije que uno tiene que aprender a vivir con eso, hay algunas cosas a las que nunca te acostumbrás.
Tuve que ir a enfrentar la situación, decirle lo que había pasado a Adriana, y bueno, me dijo que ya estaba, que no me haga problema, lo normal que alguien dice en estos casos. Yo, con un poco menos de culpa me fui de vuelta a la habitación.
En el relato hay un detalle que por ahí se perdió entre todo esto, y no es menor.
Cuando largué todo por la quemadura, dije: LARGUÈ TODO, eso implica que como estaba lo largué. Eso implica que al marcador no lo tapé. Eso implica que el cubre camas absorbió la tinta. Eso Implica que cuando llegué luego del perdón había una mancha de color negro y de tamaño considerable. Y sí, todo eso implica que…que me había mandado otra cagada. Saliva, dedo, saliva, dedo, sangre, sudor y lágrimas. Quéee bajónnnn, por diooooooo!!!! Me quería morir. Enfilé de vuelta para el living a decirle eso a Adriana. Ella, ya con otra cara, casi como si no me creyera, lo tuvo que ir a ver con sus propios ojos. Y sí, yo no miento che!!!!
Bueno, a esta altura los ánimos estaban un poco caldeados, pero era mi amiga, me quería, así que todo vuelve a empezar. Tanto nervio me dio cansancio, y creo que a las chicas también, ese día había ido otra amiga más, Laura, así que todas nos dispusimos a torrar un rato. En la habitación de las chicas había 3 camas, así que yo solita elegí la cama de Néstor, la del mueble, no era cuestión de estar todas juntitas con el malestar que había. Mejor era dejar enfriar las cosas.
Nunca había abierto ni había visto abrir la cama de Néstor, ese mueble… pero bueno, en esos momentos yo no quería preguntar nada, quería que durmieran y todo pasara como un mal sueño, así que solita traté de encontrar la forma de armarme la camita. Intenté de acá, de allá, tuve problemas para abrirlo. En una de esas pruebas por lograr el objetivo yo ya estaba empelotada, enojada por ser tan boluda, y creo que hice un movimiento brusco, porque todos los adornitos que había arriba del mueble se fueron a la mismísima mierda, e hicieron un ruido de la oshhhhtia, por lo cual, se levantaron todas a ver qué había pasado. Yo ya no sabía que decir, Adriana no dijo nada, me miró con bronca, lo vi en sus ojos, ya le quedaba poca paciencia, pero bueno, yo hasta ese momento no había aprendido cuando uno debe emprender la retirada.
Las chicas me ayudaron a abrir la cama luego de que junté todo del piso, por supuesto. Aún lo que se había roto lo puse arriba del mueble, después de todo, quien era yo para decidir qué se tira y qué no de una casa que no era mía???
Me sentía tan mal, tan mal!!! Quién podía dormir con ese malestar??
Daba vueltas, vueltas y nada, me tuve que levantar. Me prendí un pucho. Juro que traté de buscar una explicación, pero la única que encontré fue que era boluda.
No encontraba un cenicero hasta que vi uno que había en otro mueble que hacía a la vez de biblioteca. Bueno, pensé, lo mejor es fumarse un pucho y calmarse, después vemos las pelis tranquilas.
Qué nerviosa estaba igual!!!! Será la altura?? Pensé. La gente alta no coordina bien su cuerpo, sus movimientos. Tampoco mido dos metros!!! Soy boluda no má, de los nervios no podía pensar algo coherente, me sentía como en una lata de sardinas al vacío, por la presión digo, y por el vacío también.
Creo que las manos me temblaban, es la única explicación que puedo encontrar, porque cuando agarré el único cenicero que había en ese lugar se me fue al carajo de las manos y quedó irreconocible. Sí sí, ese cenicero de cristal tannnn lindo de Miguel que nombré al principio. Ok. Bingo, no??
Otra vez las chicas arriba, y ahí entendí. Entendí que tenía que irme porque Adriana me echó. Lo bien que hizo!!! Vaya a saber uno qué hubieran encontrado los viejos de ese departamento cuando volvieran si ella no daba esa muestra de sentido común. En fin, no sé, yo no sé si alguna vez, en la historia, en la vida, alguien se sintió tan boludo o boluda como yo en ese momento.
Me fui consternada, por ser tan boluda primero y por miedo a que mis amigas no me hablaran más después, porque también soy egoísta, y primero pienso en mí, para bien o para mal, pero en mí.
Mi vida se reducía en ese momento a no estar con la persona que amaba, Mario, a casi no tener amigas y a estar peleada con mis viejos (esa es otra historia).
Así estaba, desolada, destruida, una paria total, y encima, boluda. Lo peor es que no lo era tanto, porque no me hubiera dado cuenta que lo era. Es decir, para colmo de males, la boludez era de tal proporción que me dejaba un porcentaje de lucidez para darme cuenta que era una boluda, esa sí es una desgracia!!!!!
En fin, parada en la esquina de Caseros y Sáenz, pensando y no pensando, siendo un zombie desgraciado no se me ocurría para dónde rumbear. Me fui a la parada del colectivo y justo venía el 65 que me dejaba por casa, así que me subí. Creo que pasando la parada donde me tenía que bajar decidí que no iba a ir a casa. Seguí de largo. Hay algo de regocijo en el dolor. Quería seguir sufriendo!!! Así que como el 65 me llevaba a Barrancas de Belgrano, decidí que mi cuerpo podía sopor más, cualquier golpe, y fui. Anduve por los lugares en donde habíamos estado con Mario teniendo esos contactos de alto contenido erótico y, lamentando el hecho de no tenerlo, decidí recordarlo tooooodo.
Harta de sufrir enfilé para lo de mi amiga Silvia que vivía ahí nomás, en Teodoro García y Federico Lacroze, justo en la esquinita.
Caminaba, pensaba, como una película me iban pasando las imágenes presentes y pasadas. Llegué al lugar, justo alguien entraba al edificio. Se ve que no tengo cara de delincuente o no debía tenerla en ese entonces, porque me dejaron pasar tranquilamente, cosa que en la actualidad no sucede.
Creo que Silvia era la única amiga que me quedaba, pensaba que cuando entrara a su casa le iba a contar lo sucedido sentadita y quieta, por las dudas. No es fácil conseguir amigos, y tannnn fácil perderlos!!!!
Toque el timbre y no paso nada. Toqué otra vez y Silvia me abrió un poquito la puerta, espiando. Yo, como soy intuitiva, y la luz estaba apagada y el poquito de cara que le vi era un fiel reflejo de las caras de las actrices porno, deduje que había llegado en mal momento. Igual, por las dudas le pregunté si estaba con alguien. Me dijo que sí, le dije “oohhhh perdón!!!!, después te llamo”.
Me fui de vuelta a Barrancas, ahora sí a tomarme el bondi a mi casa.
Se ve que tenía cara de menor, porque ya era tarde, vaya a saber cuánto tiempo estuve en las barrancas porque era de noche, y el policía que andaba por ahí me pidió los documentos. Tiempos difíciles, para mí por lo menos.
Después de hacerme la simpática con el infeliz que lo único que hacía era apartarme de mi sufrimiento, me fui a casa.
Yo trabajaba en el mismo lugar que Mario, digamos al revés, porque el trabajo se lo conseguí yo, concluyendo, trabajábamos juntos y, bueno, como era de esperarse nos arreglamos. Pero esta vez fue distinto, Mario me pidió que no le contáramos a nadie. Eso por esta cosa de que siempre pasaba lo mismo, nos separábamos, nos arreglábamos. Algo de razón tenía, las cosas cíclicas terminan cansando a todo el mundo. Igual, en todos los años que pasaron, fue la primera vez que me pedía eso. ¡Cómo la gente cambia y madura! No?
Yo estaba felizzzz, las cosas con las chicas estaban mejor, por las dudas no iba mucho a la casa y si iba parecía una estatua. Lo vi a Miguel, le pedí disculpas por la pérdida de su cenicero y todo bien, Miguel un capo.
Mario no estaba como siempre, yo lo notaba raro. Un día habíamos quedado en ir a un recital, y con una excusa medio rara me dijo que no. El era una de esas personas que hacen lo que quieren, nada de compromisos y menos que menos con la family. Justamente, hablando de family (esta también es otra historia y no tenía que ver conmigo así que mutis), ese día me dijo algo parecido a que tenía que cuidar al nene porque los padrinos se iban a una fiesta o algo así. Rarìiiiiiiiiiisimo, porque si realmente hubiera querido ir al recital, al nene lo cuidaba Cadorna, él era así. Bueno, la gente cambia y madura, y yo no tenía por qué obstaculizar el crecimiento de nadie. Así que me fui al recital solita no má.
Esas épocas de recitales, qué buenasss!!! Por diooooooo!!!. Conocía a todo el mundo, entraba al pub y “hola” “que tal?”, qué hacéee??, con la mayoría intercambiaba palabras. Me encanta ser sociable, conocer y que me conozcan.
Había una mina que me caía muy bien, Gisela. Ella nos conocía a Mario y a mí, en varias ocasiones habíamos tenido algún programa en conjunto.
Hay gente que te inspira confianza ni bien la conoces, ella era una de esas gentes para mí, si bien no éramos amigas me parecía piola.
Me senté en la misma mesa de ella y la pasamos re bien. Entre chusmerío y chusmerío, sus cosas, las mías, le comenté este tema de Mario, le dije que si bien yo entendía que el tipo estaba madurando, sentía que algo pasaba (sabía que ella hablaba con él). Le conté todo, la reconciliación, que me había dicho que fuera un secreto y todo lo demás. La chica, a medida que yo iba contando cambiaba la expresión de su cara involuntariamente, y como conté antes, soy boluda pero no tantoo!! Intuí que sabía algo. También soy directa, así que tal cual lo pensaba lo pregunte: “¿sabes algo Gise? La cara de la chica en ese momento ya era transparente ante mis ojos, podía ver las neuronas con pancartas en su cerebro que decían: “ella sabe, ella sabe, se dio cuenta que sé algo”. Entonces mis neuronas dijeron: “si ella sabe es que hay algo que saber”, y ese mismo pensamiento detonó una taquicardia tal a la que te da cuando te van a entregar los resultados de un análisis médico de esos jodidos. Por un lado quería escuchar, por otro quería que no fuera verdad que tuviera algo que decir.
Vaya a saber la cara que tendría yo que, después de un rato de insistirle se apiadó de mí, y me dijo la verdad. Él estaba saliendo con otra. El corazón me estalló, yo pensaba que no se podía sufrir más de lo que estaba sufriendo en ese momento. Qué equivocada estaba!!! La vida te enseña que siempre puede ser peor, y en cuestión de segundos.
En cuestión de segundos Gise me dijo que le había contado algo, pero que no era muy importante.
Yo pensé, “bueno, si no fuera tan importante este estaría acá conmiguito”, se ve que algo importante era, o por lo menos mas importante que la gran boluda y ahora cornuda.
Luego vino la pregunta del millón: ¿la conozco????. Tiré la pregunta como quien tira una piedra desde la terraza. La gravedad, distancia, tiempo, aceleración que da la gravedad, en fin, caída libre. Quién podría imaginar que la piedra puede volver y pegarte en la cabeza?? NADIE.
Pues bien, la piedra volvió y me dio en la testa con la respuesta afirmativa.
La conozco, ok, pero quiénnnnn??? Quiénnnn essss???
Y sí, debo decir que se puede sufrir más. Sobre todo cuando la persona que amas te engaña con tu amiga Silvia.
Cuando te enterás que, luego de los incidentes ocurridos, cubrecama, mueble, adornos, cenicero de cristal, retirada de la casa de una amiga por hechamiento, las vueltas melancólicas por Barrancas de Belgrano, quien estaba detrás de la puerta de Silvia era Mario, ufffff, si se puede sufrir. Te sentís una boluda real, palpable, el ejemplo vivo del SER boludo.
Claro, dentro del nadie Mario quería ocultar nuestra reconciliación a Silvia por obvias razones, y él, en ese mismo momento en que me decían la verdad de la milanga, estaba con ella.
Bueno, qué hacer ante esa situación??
No sé lo que hubiera hecho nadie, sólo sé lo que hice yo.
Al otro día lo vi a Mario en el trabajo, como si nada hubiera pasado. Hablamos del nene, si se había portado bien, mal, boludeces, ambos sabíamos que no hablábamos de nada real.
Delante de él llamé a Silvia, me comporté como siempre. El enojo me da un talento actoral que no tengo en ninguna situación.
Insistí en tomar un café, por las ganas enorrrrmes de verla que tenía, obvio, eso no era mentira. Pobre Mario, le debió haber corrido un escalofrío por todo el cuerpo, aunque igual se encargó de recordarme nuestro secreto, a lo que contesté sin titubear con una confirmación rotunda de que el secreto no sería expuesto en la charla.
El encuentro con Silvia se produjo en un bar, como dije antes, si estoy enojada Norma Aleandro un poroto a mi lado, de ahí tendría que haberme ido a filmar la historia oficial.
Yo estaba divina, hablamos de sus cosas y dejé pasar un largo tiempo. Le ofrecí un cigarrillo y no lo quiso.
En el preciso instante después del ofrecimiento le dije, de manera cómplice, como si ella fuera la única acreedora de mi confianza para albergar un secreto tan importante, que era a la única persona a quien iba a confiar lo que tenía para decir, pero que debía morir en ella porque sino me mataban (chan chan ). Ella me dijo que sí, entoncesssss, le di la gran noticia de mi reconciliación con Mario. Todavía me acuerdo de la metamorfosis que fue sufriendo su rostro, el cigarrillo que segundos antes había rechazado lo agarró ella, con las manos tannn temblorosas que era imposible esconderlas o inmovilizarlas, porque creo que si se las hubiera puesto entre las piernas le saltaba el cuerpo.
Después de decirme algo tipo: “ahhhh qué bien”, salió corriendo al baño esbozando un “ya vuelvo”.
En la mesa del bar fantaseaba que la mina había ido a hablarse al espejo y a decirse que tenía que calmarse para que yo no me diera cuenta de nada. ¡Qué manera de sufrir! Pensé que así sufren los que tienen la conciencia sucia, en el mejor de los casos. Hay peores casos, en los cuales no tienen historia en mirarte a los ojos, pero igual esto no lo podía soportar su pobre personita. A UNA AMIGA NO! Soy de pensar que la culpa nunca la tiene el tercero, siempre y cuando no sea tu amiga/o.  Por todo esto, su sufrimiento y su lucha interior me hacían sentir muy pero muyyy biennnn, eso era lo que quería lograr. Si le decía que sabía todo era cortar su sufrimiento, cosa que no creí merecer, así que luego de contarle algunos detalles íntimos de mi relación con Mario y decirle lo bien que nos llevábamos en la cama, me despedí sin decir nada.
Les digo que si yo no hubiera sido conciente de lo que pasaba me hubiese dado cuenta de su estado de nervios, pero como lo sabía no hice alusión a nada, la dejé que creyera que no me daba cuenta de su cara, palidez y tembleque. Yo sé que debe haber pensado tanto al punto de casi estallarle la cabeza por lo que demostró en esa charla, que debe haber sufrido, si poco o mucho ni idea, pero esos esfuerzos deben haber sido terribles.
Después lo vi a Mario, y le conté que había revelado el secreto, pero que a ella sola y que Silvia no se lo iba a contar a nadie.
Debo confesar que esa situación en donde yo supe toda la verdad me hacía sentir un poder especial, me estaban tomando por idiota. Qué fácil se consuela una cornuda doble no?
Yo no sé como se me ocurrió el plan macabro, pero juro que fueron segundos, fue tan natural como abrir los ojos cuando uno se despierta. Creo que esa historia la extendí un día sólo con Mario, no recuerdo bien, pero creo que no pude haber soportado el papel de pelotuda más que eso.
No recuerdo cómo le conté lo que sabía a él, lo único que recuerdo del estado físico-mental mío era una sensación parecida a la muerte que no la conozco pero me la imagino, como si me hubieran extirpado el corazón, todo lo que salía de mi boca eran palabras que no pasaban por la sensibilidad del cuerpo, fría, calculadora, todo lo que no creo ser en la vida real porque eso no era la vida real, sino una pesadilla
No me acuerdo qué hablé con él, pero me acuerdo perfectamente de mi ex amiga en el bar. Con los amigos NO se jode, es un principio básico en mi vida y, aunque me pasara algo con alguien no quebrantaría por nada del mundo ese principio, de hecho, años más tarde me pasó y emprendí la retirada por un tiempo. Es como una ley para mí, y me gusta juntarme con gente que piensa como yo en ese aspecto.
Lo hecho hecho está, por suerte ahora me cago de risa.
FIN
Un consejo, fuerza y dedicación, ya podrán ser como yo, nada de llantos, nada de escándalos, Cagada pero digna. Juaaaaa.



2 comentarios:

  1. Obviamente, la segunda parte la supe a medias... aunque me enteré, como siempre !!! Pero de la primera, tuve por lo menos 5 versiones y, nobleza obliga, todas EXACTAMENTE IGUALES !!! No recuerdo haberme reido tanto en muchos años...sobre todo en aquéllos !!! Pero también me sirvió para conocer la calidad de los involucrados, Marcela y toda su familia, qué personas valiosas !!! Gracias Sandra por este rato en que me hiciste reir de nuevo con el recuerdo... y gracias por llevarme a ese tiempo en que, pese a todas las dificultades, tuvo días muuuuyyyyy felices !!!
    Ah, y felicitaciones por el blog !!! Si vas a seguir con este mismo nivel, de veras que amerita el libro !!! Un enorme abrazo !!!

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