Bienvenidos a este blog del memorioso

Este no es un blog individualista. Mi idea es tener un espacio en donde la gente también me cuente sus historias. Así que el objetivo es que me las envíen a chechu11y6@yahoo.com.ar y poder elegir y modificarlas tal vez con un tono más humorístico aunque las historias sean turbias, y poder publicárselas aquí. En caso de querer enviarla me gustaría que me informaran si prefieren el anonimato o que agregue sus nombres. En caso de que la historia tenga el humor que me gustaría para este blog, será publicada sin modificación. Espero que puedan exorcizar un poco esas historias densas con el humor de por medio. Saludos y bienvenidos.

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jueves, 24 de septiembre de 2020

Redes, yo creo, mil preguntas y la muerte de la duda - Si bien no continúa la temática de endilgarle a una persona la ruina de nuestras vidas, después de pasados 9 años de la creación de este blog ya es hora de que esa suerte corra para las redes sociales, ese monstruo agazapado que nos espía.

 

Redes, yo creo, mil preguntas y la muerte de la duda.

Ayer vi un documental híbrido con drama, dice la presentación, “El dilema de las redes sociales”. Cuando terminó me disparó la necesidad de escribir cosas que en algún momento he pensado, y algunas preguntas nuevas.

Recuerdo haber sentido algo raro durante las primeras fiestas en familia que fueron diferentes a las anteriores, ni siquiera recuerdo en qué año fue, cuando después de las doce, una vez chocadas las copas las caras y la atención estuvieron puestas en un solo lugar, el celular. Nadie más emitió palabra, excepto los más grandes, que no se llevaban con las nuevas tecnologías, claro, en un principio.

Si bien accedí al uso de los celulares con agrado, algunas situaciones me chocaban, y también pensaba que esto ya iba a ser así para siempre. Bien puede ser que esto ya sea así, lo que no me impide para nada expresar algunas consideraciones al respecto. Y no como quien ve el problema afuera, asumo que estoy dentro, tanto es así que vengo a escribir estas líneas con el celular apoyado en el escritorio, tal vez alguien quiera comunicarse conmigo…

Debo reconocer la comodidad que me genera la herramienta que te conecta con las personas y sus sensaciones, necesidades, sentimientos en forma instantánea. Personas cercanas o lejanas, no importa, la inmediatez se produce en los mismos tiempos, ya. Lo mismo sucede con la respuesta inmediata en la búsqueda de información.

Un sinfín de cualidades permite que estas herramientas sean lo que hoy son. Pero, creo que es necesario pensar en los defectos y hacer mea culpa en cuanto a su utilización.

El documental se ha enfocado en la forma de manipulación de las redes sobre las personas y el cambio que esta manipulación exitosa ha generado. No hay una conclusión de cuál será el resultado final o si este es el resultado final, porque claramente nadie sabe dónde está el fin de estas consecuencias. Se indican algunos peligros, entre ellos la afectación a la democracia y a la relación entre las personas. Hay algunos consejos para mitigar el bombardeo virtual y la adicción al dispositivo. Y en un momento se habla de llegar a un acuerdo en “cuál es la verdad”. Vaya meta difícil de lograr.

El celular se ha incorporado a la vida diaria como si fuera parte de nuestro cuerpo, una extensión, una adicción permitida, admitida, receptada y aceptada como quien acepta la lluvia, y ahora nuestra realidad lo incluye casi inexorablemente.

Hemos experimentado cambios en la respuesta a estímulos externos. Por ejemplo, antes nos molestaba que interrumpieran nuestro tiempo en nuestras casas para llamarnos y ofrecernos cosas, tanto malestar generó que hasta existe una línea en donde se puede llamar y pedir la prohibición de esta llamada. Sin embargo no encontramos ninguna objeción en ver que si buscamos algo para comprar en una aplicación de compras, luego, cuando vamos a chequear nuestros mails nos aparezca de la nada lo que estuvimos viendo y ofertas similares. Y en todo caso, si tenemos objeciones al respecto no hay donde pedir que esta intromisión cese.

Es lo más parecido si no es concretamente el acto de espiarnos. Y no lo tomamos a mal, es más por ahí hasta nos viene bien la nueva oferta.

Qué es lo que hace que esto no nos moleste? Y si nos molesta ¿por qué esa pasividad y esa resignación? Qué se hace? No sé.

También se generaron cambios en relación a nuestro ego, ello, tal vez, y sólo tal vez, debido a dificultades para lidiar con el éxito. Estoy relacionando esto con esa pregunta que se le suele hacer a quien ha adquirido fama, notoriedad, de cómo ha logrado que su popularidad no se le suba a la cabeza, en tanto obstáculo inherente al éxito que debe sortearse para tener el comportamiento de un ser humano común.

Y por qué lo relaciono? Porque nos hemos convertido en estrellas. Ya lo que hacemos no es parte de nuestra vida y de nuestro sentir solamente, también incluye a la mirada de los otros, y a gran escala.

Ese artista, políticx, periodista, músicx (incluyan, caben todas) frustradx que hemos sido, admirando a esas estrellas conocidas y aceptadas por todxs ya ha muerto, para dar paso al ser famosx que llevamos dentro. Ahora cocino y no sólo como algo rico, también transmito al resto que estoy comiendo algo rico y mis logros culinarios. Si compro alguna cosa que me gusta también el resto es partícipe.

Nuestras vidas parecen ser un reality. Cada acción va acompañada de una foto o de una transmisión en directo. Ahora me pongo algo que me gusta, foto, como algo que me gusta, foto, veo algo que me gusta, foto, veo algo que no me gusta, foto, cualquier cosa que me pase, foto. Como si a todos mis contactos realmente les interesara mi minuto a minuto, los he transformado en esclavos de mis estados de ánimo y de mi vida en general.

Pero los cambios no mueren en la sensación nueva de ser un personaje famosx, también nos hemos creído que sabemos todx. 

Creemos que estamos informadxs y en verdad lo que reina es la desinformación. Creemos saber las problemáticas del mundo, pero no vemos a quien tenemos sentadx al lado, ni a la gente que pasa a nuestro lado, ver a la gente que vive en la calle parece ser más atractivo por pantalla, o por lo menos más desapegado.

Hemos incorporado al celular a nuestro cuerpo, y también hemos asumido que los demás también han aceptado que es parte del cuerpo humano, por lo que cuando alguien viene a pedir algo, ya no es necesario enfrentar la realidad de quien no tiene nada, el que no tiene nada entiende perfectamente que estás absorto en el mundo digital en tus manos y no podés prestarle atención.

Pero lo importante es que te has informado de todo, te has tomado horas y horas de lectura.

Qué tipo de lectura?

Se me ocurre ver a las redes con sus noticias falsas y verdaderas como conjunto, donde éstas y la vida real no se vean como dos conjuntos separados, habría una intersección de la vida real con la digital, donde ambas coinciden. En cambio vería el problema si pienso en una relación de inclusión. Donde el fenómeno de que lo falso se transforme en real para un grupo de personas provenga de esa relación de inclusión.

Ver una relación de inclusión podría relacionarse tal vez a considerar a las redes como una buena fuente de conocimiento de la realidad y del conocimiento en general y en particular, que puede llegar a serlo, pero no en sí misma, sino dependiendo de cómo se la utilice.

Antes de la llegada del buscador instantáneo,  si querías saber de algo tenías que ir a buscar un libro o notas de autores que considerabas pertinentes para ahondar en un tema. Ahora el acceso a la respuesta se produce en ¿segundos?, ¿minutos?

Parece haber una falsa sensación de que todxs podemos saber de todx. Desconozco qué ha disparado ese sentir, y cómo esta falsa idea de conocimiento ha causado la muerte de la pobre duda.

Así podemos discutir con cualquiera, incluso con quien ha estudiado años sobre un tema y refutarle con la teoría que hemos adoptado por una elección vaya a saber basada en qué.

Tal vez para poner los pies en la tierra un poco ayudaría hacer el ejercicio de pensar si se es capaz de enfrentar una discusión cara a cara de la misma manera que por una red social, por ejemplo, donde no hay tiempo de buscar en internet cualquier respuesta que no sepamos.

Sin buscadores en una discusión cara a cara había que saber algo previamente, ahora el mecanismo es al revés, no se sabe un tema, se busca, se leé un párrafo que se encontró y ya algo se sabe, entonces se opina. Sin esas herramientas, quedar sin palabras en una discusión por un tema implicaba,  primero aceptar que había algo que se desconocía y sobre todo quedar expuestx ante la o las personas con las que se charlaba. Como segundo paso, buscar material para informarse, luego informarse, pensar y luego tener una conclusión al respecto, y sobre todo, recordarlo a la hora del intercambio. Claro, cuando volvías a hablar del tema podías hablar y expresar lo que pensabas con una base al menos. Ahora no hay tiempo para ese proceso, buscás, es muy rápido, leés lo que encontraste y opinás. No pensaste, largaste esa ensalada que te quedó de lo que leíste. Así con todos los temas, sabiendo un párrafo de todo, con suerte.

La opinión entonces parece dejar de ser producto de un razonamiento en base al conocimiento de determinada información y de la reflexión, -lo que no garantizaba claro una conclusión magistral, pero que llevaba un trabajo, un tiempo de maduración- para convertirse en una conclusión rápida y con ínfulas de saber superior.

Es que la tecnología en gran medida se ha ocupado de acortar los tiempos de los procesos, e inevitablemente le ha tocado al conocimiento.

El “yo creo” se ha convertido en la verdad absoluta. Tantas verdades absolutas como personas. Estamos ante una transmisión caótico de conocimiento? Si es que se permite llamarlo de esa forma.

Qué es lo que me lleva a pensar que puedo discutirle de igual a igual a alguien que tiene un saber específico?

No es que antes no existieran aquellos que opinaban de cualquier cosa sin saber, claro que existían – me voy a incluir -, claro que existíamos, pero ahora adquirimos protagonismo, y en vez de ser legitimados por argumentos estamos legitimados por la cantidad de “me gusta”. Claramente esto no es indicativo de que nos asista la razón, pero ayuda a creerlo. Antes por ahí no nos prestaba atención ni un familiar, y ahora tenemos reconocimiento de personas del planeta.

Puedo decirle lo que pienso a cualquiera, hasta a quienes presiden países, y  si no me contestan, igual hay gente que se enterará de lo que pienso en quién sabe cuántos lugares del mundo.

Muy fuerte.

En el documental hay una parte en donde se habla de una realidad que me alarmó además de todo lo que ya me había alarmado, y en la que nunca había pensado, o si alguna vez pensé no fue en relación a los peligros de la manipulación, y es que no falta mucho para que no exista una generación que recuerde cómo era la vida antes de las redes, y esto se relaciona también con otra cosa que se dijo allí, ¿cómo salir de la matrix si no sabés que estás en ella?

Tan complejo es el tema y lamentablemente no se me ocurre nada más que apelar a la búsqueda del equilibrio para quienes recordamos algo de la vida pasada, y a las leyes para el orden de este caos.

Ese equilibrio lo imagino buscando tal vez recrear un poco de esa vida anterior, cuando el celular no era una falange más. Trato de recordar qué hacía ni bien me levantaba cuando no había nada que mirar ahí, de qué hablaba en las reuniones familiares, con amigxs. En qué pasaba horas pensando sin interrupciones. Pero para la generación que no tiene recuerdos, no tengo imaginación.  

En cuanto al estrellato, quién no ha querido destacarse en algo? La realidad nos golpea fuerte cuando descubrimos que no todos podemos destacar en lo que quisiéramos, y que siempre hay alguien más inteligente y que hace las cosas mejor, asumamos esa realidad.

También podríamos tratar de recordar lo que era dudar, y en este sentido voy a tomar la posta y a empezar a dudar de todo lo que escribí hasta esta oración, y miraré las notificaciones que bastante abandonadas las he tenido hasta ahora.

sábado, 5 de febrero de 2011

cómo nos cagaron en la vida

Bueno, ya sé, el título no es un buen comienzo, pero, quién se ha salvado de que lo cagaran? No?
Esta idea del libro surgió de una charla telefónica con mi amiga Andreita, aunque la palabra amiga le quede tan chica y de ita no tenga nada, así fue, contándonos anécdotas tristísimas que, a la distancia, por lo menos para mí, ya son graciosas. No está mal reírse de las desgracias, es una forma de exorcizarlas, los chistes en los velorios dan fe de ello.
El “cómo nos cagaron en la vida” no incluye cualquier tipo de cagada. A qué viene esto? Es muy simple. Acá, en Argentina, que te caguen es moneda corriente: una multinacional, el vecino, las empresas de teléfono, cable, etc., etc. Si venimos ya con la historia de gobiernos pasados que bastante nos han cagado, imaginate, de ahí para abajo tenés a todo un país como potencial cagador.
El argentino ya está acostumbrado a eso, es como respirar, vos andas por la vida sabiendo que tarde o temprano alguno de estos te caga. Pero no, esto es algo más profundo, y creo que es la peor de las cagadas, y a las que uno nunca llega a acostumbrarse. Cuando los artífices de las mismas son aquellos en quienes vos depositaste tu confianza, tu afecto, tu amor, en fin, una CAGADA PROFUNDA, o una PROFUNDA CAGADA, como mejor suene.
Este tipo de cagadas son las peores, cuando te relajas totalmente con alguien, cuando pones las manos en el fuego por ese alguien (¿te estas acordando de alguna persona?) y, de repente... te hundieron el arpón, como dice el tango, no? Bueno, a esas personas está dedicado este libro, para los que andan tranquilos por la vida sin el más mínimo remordimiento, por lo menos, señoras, señores, señoritas, señoritos, así como hasta la bosta se transforma en abono, las anécdotas con ustedes se transformaron en esto.
Quiero aclarar que algunos detalles fueron cambiados, tampoco es cuestión de que todo el mundo sepa mi vida ni la de los que hicieron sus aportes para esto. Uno de los detalles que cambié son algunos nombres, para que no nos sigan cagando con artilugios legales. Esto salió de una charla con Michi, Andreita y Dipacua, en fin, todo calculeado, yo también soy argentina y una viva bárbara, ya lo van a ver.

DIAS DE TORTURA MENTAL.


El amor de mi vida fue Mario, una relación enfermiza, más que eso, era una enfermedad sin relación, pero fue el amor de mi vida y ya está, nadie tiene por qué objetar nada. Nos peleábamos, nos arreglábamos, y así fue por unos cuantos años.
Más allá de esta intro voy a ahondar en un dato personal, que tiene mucho que ver con el desarrollo de esta cagada monumental que voy a contar. Soy una persona con un don innato, algo que no se aprende en ningún lado, lo tenés o no lo tenés. Perdón que no sea humilde en este aspecto, pero ante todo soy realista, y no sólo yo sé que tengo este don, me lo han dicho, como siempre, uno confirma lo que cree saber de uno en la mirada de los otros y bueno, así fue.
La torpeza en mí empezó con indicios, y a lo largo de los años se fue acrecentando casi hasta llegar a la perfección. Una destreza para hacer un desastre en segundos no se adquiere de la nada, en eso debo reconocer, soy como el Diego, nací con eso en el cuerpo como él con la pelota. Es como del que dicen: mira vos, qué bárbaro este tipo, lo que toca lo hace oro!!!!. Bueno, yo lo que toco lo hago mierda, y uno tiene que aprender a vivir con eso. Cuando uno es muy bueno en lo que sea, siempre hay alguien que te quiere tirar abajo, conmigo no funciona.
Mario y yo nos encontrábamos siempre con una pareja amiga, Silvia y Roberto. Nos prestaban su departamento cuando se iban de vacaciones, en fin…Mario y yo éramos un poco ratones, por diooooooooooooo!!!!!!, reeee ratones, no teníamos donde caernos muertos. Me acuerdo las noches franeleando en Barrancas de Belgrano, hiciera frío, calor, con tormenta. El amor es más fuerte, no?
Mi amiga Silvia siempre me escuchaba en los momentos de crisis, que yo sufría bastante seguido, pero bueno, ella me alentaba para que siguiera remando, en fin, de fierro la flaca. Después ella también se separó y siguió viviendo en el mismo depto en el que vivía con Roberto, porque él se había ido un tiempo de viaje, no recuerdo si por la separación o por qué.
En uno de esos momentos de distanciamiento con Mario, me encontraba con mis amigas Adriana y Marcela -eran hermanas-, para ver películas. Por dioooooooo!!!! Qué épocas aquellas!!! Una joda bárbara!!!, nos alquilábamos como 8 películas y las veíamos todas en el fin de semana. Una incorporación de información que fue a parar a la basura, porque no me acuerdo de ninguna. Por ahí, alguna escena erótica aislada que al fin de cuentas sirvió para enriquecer mi conocimiento dormitorial, pero nada más. Igual estuvo bueno.
El encuentro era en la casa de ellas dos, es decir, el depto de los viejos, en el cual vivían con dos hermanos más, Néstor y Paula, esta última la más chica de todos los hermanos.
Recuerdo que se había dado todo ese evento de copar las instalaciones los fines de semana porque los viejos, Néstor y Paulita se habían ido de vacaciones, por lo cual, el departamento fue NUESTRO, y las tipas muy fiesteras se dedicaban a mirar películas. Y buèeee.!!!
Me acuerdo que el lugar era de tres ambientes, en el living había un mueble que se hacía cama, ahí dormía Néstor. El mueble estaba plagado de muñequitos y adornitos de todo tipo.
AHHHHHH, qué lindo!!!!!, también recuerdo un cenicero de cristal enorrrrrrme que tenía Miguel, el padre de las chicas. Qué belleza!!!! Nunca vi otro igual.
Me olvidé de un dato, yo toco la guitarra, escribo temas y fumo, todos datos que hacen a la causa, es decir, relevantes.
Generalmente boludeábamos a la tarde y las pelis las veíamos a la noche. Un día llevé la guitarra, yo no sé que hacían las chicas, no recuerdo, pero yo me fui a la habitación de ellas a escribir, me colgué, como siempre. Tomé un marcador porque se ve que lapicera no encontré, y me puse a tocar la guitarra y a escribir. Me prendí un pucho. Todo eso en la cama de Adriana, que tenía un cubre camas amarillo, muy lindo él.
Escribir es como ir a otro mundo, como un viaje sideral (ejem), viajas, pero, viste? Aunque viajes el olfato siempre está con vos, y por eso mismo de repente sentí olor a quemado. A quién no le pasa? Me colgué escribiendo, dejé el pucho en el cenicero arriba de la cama, y el muy turro se consumió y fue a parar afuera del cenicero. Resultado? Un hermoso agujero en el cubrecama amarillo, preciosooo. Precioso el ataque de nervios que me dio. Me levanté como si tuviera un resorte en el culo, largué guitarra, marcador, papel. Agarré el cigarrillo, lo metí en el cenicero, raspé, raspé. Dedo, saliva, saliva, dedo y, el agujero no era una mancha, era un AGUJEROOOO. Desesperada fui al baño, pensé, un rato. NO soporto cagarle las cosas a un amigo, si bien ya dije que uno tiene que aprender a vivir con eso, hay algunas cosas a las que nunca te acostumbrás.
Tuve que ir a enfrentar la situación, decirle lo que había pasado a Adriana, y bueno, me dijo que ya estaba, que no me haga problema, lo normal que alguien dice en estos casos. Yo, con un poco menos de culpa me fui de vuelta a la habitación.
En el relato hay un detalle que por ahí se perdió entre todo esto, y no es menor.
Cuando largué todo por la quemadura, dije: LARGUÈ TODO, eso implica que como estaba lo largué. Eso implica que al marcador no lo tapé. Eso implica que el cubre camas absorbió la tinta. Eso Implica que cuando llegué luego del perdón había una mancha de color negro y de tamaño considerable. Y sí, todo eso implica que…que me había mandado otra cagada. Saliva, dedo, saliva, dedo, sangre, sudor y lágrimas. Quéee bajónnnn, por diooooooo!!!! Me quería morir. Enfilé de vuelta para el living a decirle eso a Adriana. Ella, ya con otra cara, casi como si no me creyera, lo tuvo que ir a ver con sus propios ojos. Y sí, yo no miento che!!!!
Bueno, a esta altura los ánimos estaban un poco caldeados, pero era mi amiga, me quería, así que todo vuelve a empezar. Tanto nervio me dio cansancio, y creo que a las chicas también, ese día había ido otra amiga más, Laura, así que todas nos dispusimos a torrar un rato. En la habitación de las chicas había 3 camas, así que yo solita elegí la cama de Néstor, la del mueble, no era cuestión de estar todas juntitas con el malestar que había. Mejor era dejar enfriar las cosas.
Nunca había abierto ni había visto abrir la cama de Néstor, ese mueble… pero bueno, en esos momentos yo no quería preguntar nada, quería que durmieran y todo pasara como un mal sueño, así que solita traté de encontrar la forma de armarme la camita. Intenté de acá, de allá, tuve problemas para abrirlo. En una de esas pruebas por lograr el objetivo yo ya estaba empelotada, enojada por ser tan boluda, y creo que hice un movimiento brusco, porque todos los adornitos que había arriba del mueble se fueron a la mismísima mierda, e hicieron un ruido de la oshhhhtia, por lo cual, se levantaron todas a ver qué había pasado. Yo ya no sabía que decir, Adriana no dijo nada, me miró con bronca, lo vi en sus ojos, ya le quedaba poca paciencia, pero bueno, yo hasta ese momento no había aprendido cuando uno debe emprender la retirada.
Las chicas me ayudaron a abrir la cama luego de que junté todo del piso, por supuesto. Aún lo que se había roto lo puse arriba del mueble, después de todo, quien era yo para decidir qué se tira y qué no de una casa que no era mía???
Me sentía tan mal, tan mal!!! Quién podía dormir con ese malestar??
Daba vueltas, vueltas y nada, me tuve que levantar. Me prendí un pucho. Juro que traté de buscar una explicación, pero la única que encontré fue que era boluda.
No encontraba un cenicero hasta que vi uno que había en otro mueble que hacía a la vez de biblioteca. Bueno, pensé, lo mejor es fumarse un pucho y calmarse, después vemos las pelis tranquilas.
Qué nerviosa estaba igual!!!! Será la altura?? Pensé. La gente alta no coordina bien su cuerpo, sus movimientos. Tampoco mido dos metros!!! Soy boluda no má, de los nervios no podía pensar algo coherente, me sentía como en una lata de sardinas al vacío, por la presión digo, y por el vacío también.
Creo que las manos me temblaban, es la única explicación que puedo encontrar, porque cuando agarré el único cenicero que había en ese lugar se me fue al carajo de las manos y quedó irreconocible. Sí sí, ese cenicero de cristal tannnn lindo de Miguel que nombré al principio. Ok. Bingo, no??
Otra vez las chicas arriba, y ahí entendí. Entendí que tenía que irme porque Adriana me echó. Lo bien que hizo!!! Vaya a saber uno qué hubieran encontrado los viejos de ese departamento cuando volvieran si ella no daba esa muestra de sentido común. En fin, no sé, yo no sé si alguna vez, en la historia, en la vida, alguien se sintió tan boludo o boluda como yo en ese momento.
Me fui consternada, por ser tan boluda primero y por miedo a que mis amigas no me hablaran más después, porque también soy egoísta, y primero pienso en mí, para bien o para mal, pero en mí.
Mi vida se reducía en ese momento a no estar con la persona que amaba, Mario, a casi no tener amigas y a estar peleada con mis viejos (esa es otra historia).
Así estaba, desolada, destruida, una paria total, y encima, boluda. Lo peor es que no lo era tanto, porque no me hubiera dado cuenta que lo era. Es decir, para colmo de males, la boludez era de tal proporción que me dejaba un porcentaje de lucidez para darme cuenta que era una boluda, esa sí es una desgracia!!!!!
En fin, parada en la esquina de Caseros y Sáenz, pensando y no pensando, siendo un zombie desgraciado no se me ocurría para dónde rumbear. Me fui a la parada del colectivo y justo venía el 65 que me dejaba por casa, así que me subí. Creo que pasando la parada donde me tenía que bajar decidí que no iba a ir a casa. Seguí de largo. Hay algo de regocijo en el dolor. Quería seguir sufriendo!!! Así que como el 65 me llevaba a Barrancas de Belgrano, decidí que mi cuerpo podía sopor más, cualquier golpe, y fui. Anduve por los lugares en donde habíamos estado con Mario teniendo esos contactos de alto contenido erótico y, lamentando el hecho de no tenerlo, decidí recordarlo tooooodo.
Harta de sufrir enfilé para lo de mi amiga Silvia que vivía ahí nomás, en Teodoro García y Federico Lacroze, justo en la esquinita.
Caminaba, pensaba, como una película me iban pasando las imágenes presentes y pasadas. Llegué al lugar, justo alguien entraba al edificio. Se ve que no tengo cara de delincuente o no debía tenerla en ese entonces, porque me dejaron pasar tranquilamente, cosa que en la actualidad no sucede.
Creo que Silvia era la única amiga que me quedaba, pensaba que cuando entrara a su casa le iba a contar lo sucedido sentadita y quieta, por las dudas. No es fácil conseguir amigos, y tannnn fácil perderlos!!!!
Toque el timbre y no paso nada. Toqué otra vez y Silvia me abrió un poquito la puerta, espiando. Yo, como soy intuitiva, y la luz estaba apagada y el poquito de cara que le vi era un fiel reflejo de las caras de las actrices porno, deduje que había llegado en mal momento. Igual, por las dudas le pregunté si estaba con alguien. Me dijo que sí, le dije “oohhhh perdón!!!!, después te llamo”.
Me fui de vuelta a Barrancas, ahora sí a tomarme el bondi a mi casa.
Se ve que tenía cara de menor, porque ya era tarde, vaya a saber cuánto tiempo estuve en las barrancas porque era de noche, y el policía que andaba por ahí me pidió los documentos. Tiempos difíciles, para mí por lo menos.
Después de hacerme la simpática con el infeliz que lo único que hacía era apartarme de mi sufrimiento, me fui a casa.
Yo trabajaba en el mismo lugar que Mario, digamos al revés, porque el trabajo se lo conseguí yo, concluyendo, trabajábamos juntos y, bueno, como era de esperarse nos arreglamos. Pero esta vez fue distinto, Mario me pidió que no le contáramos a nadie. Eso por esta cosa de que siempre pasaba lo mismo, nos separábamos, nos arreglábamos. Algo de razón tenía, las cosas cíclicas terminan cansando a todo el mundo. Igual, en todos los años que pasaron, fue la primera vez que me pedía eso. ¡Cómo la gente cambia y madura! No?
Yo estaba felizzzz, las cosas con las chicas estaban mejor, por las dudas no iba mucho a la casa y si iba parecía una estatua. Lo vi a Miguel, le pedí disculpas por la pérdida de su cenicero y todo bien, Miguel un capo.
Mario no estaba como siempre, yo lo notaba raro. Un día habíamos quedado en ir a un recital, y con una excusa medio rara me dijo que no. El era una de esas personas que hacen lo que quieren, nada de compromisos y menos que menos con la family. Justamente, hablando de family (esta también es otra historia y no tenía que ver conmigo así que mutis), ese día me dijo algo parecido a que tenía que cuidar al nene porque los padrinos se iban a una fiesta o algo así. Rarìiiiiiiiiiisimo, porque si realmente hubiera querido ir al recital, al nene lo cuidaba Cadorna, él era así. Bueno, la gente cambia y madura, y yo no tenía por qué obstaculizar el crecimiento de nadie. Así que me fui al recital solita no má.
Esas épocas de recitales, qué buenasss!!! Por diooooooo!!!. Conocía a todo el mundo, entraba al pub y “hola” “que tal?”, qué hacéee??, con la mayoría intercambiaba palabras. Me encanta ser sociable, conocer y que me conozcan.
Había una mina que me caía muy bien, Gisela. Ella nos conocía a Mario y a mí, en varias ocasiones habíamos tenido algún programa en conjunto.
Hay gente que te inspira confianza ni bien la conoces, ella era una de esas gentes para mí, si bien no éramos amigas me parecía piola.
Me senté en la misma mesa de ella y la pasamos re bien. Entre chusmerío y chusmerío, sus cosas, las mías, le comenté este tema de Mario, le dije que si bien yo entendía que el tipo estaba madurando, sentía que algo pasaba (sabía que ella hablaba con él). Le conté todo, la reconciliación, que me había dicho que fuera un secreto y todo lo demás. La chica, a medida que yo iba contando cambiaba la expresión de su cara involuntariamente, y como conté antes, soy boluda pero no tantoo!! Intuí que sabía algo. También soy directa, así que tal cual lo pensaba lo pregunte: “¿sabes algo Gise? La cara de la chica en ese momento ya era transparente ante mis ojos, podía ver las neuronas con pancartas en su cerebro que decían: “ella sabe, ella sabe, se dio cuenta que sé algo”. Entonces mis neuronas dijeron: “si ella sabe es que hay algo que saber”, y ese mismo pensamiento detonó una taquicardia tal a la que te da cuando te van a entregar los resultados de un análisis médico de esos jodidos. Por un lado quería escuchar, por otro quería que no fuera verdad que tuviera algo que decir.
Vaya a saber la cara que tendría yo que, después de un rato de insistirle se apiadó de mí, y me dijo la verdad. Él estaba saliendo con otra. El corazón me estalló, yo pensaba que no se podía sufrir más de lo que estaba sufriendo en ese momento. Qué equivocada estaba!!! La vida te enseña que siempre puede ser peor, y en cuestión de segundos.
En cuestión de segundos Gise me dijo que le había contado algo, pero que no era muy importante.
Yo pensé, “bueno, si no fuera tan importante este estaría acá conmiguito”, se ve que algo importante era, o por lo menos mas importante que la gran boluda y ahora cornuda.
Luego vino la pregunta del millón: ¿la conozco????. Tiré la pregunta como quien tira una piedra desde la terraza. La gravedad, distancia, tiempo, aceleración que da la gravedad, en fin, caída libre. Quién podría imaginar que la piedra puede volver y pegarte en la cabeza?? NADIE.
Pues bien, la piedra volvió y me dio en la testa con la respuesta afirmativa.
La conozco, ok, pero quiénnnnn??? Quiénnnn essss???
Y sí, debo decir que se puede sufrir más. Sobre todo cuando la persona que amas te engaña con tu amiga Silvia.
Cuando te enterás que, luego de los incidentes ocurridos, cubrecama, mueble, adornos, cenicero de cristal, retirada de la casa de una amiga por hechamiento, las vueltas melancólicas por Barrancas de Belgrano, quien estaba detrás de la puerta de Silvia era Mario, ufffff, si se puede sufrir. Te sentís una boluda real, palpable, el ejemplo vivo del SER boludo.
Claro, dentro del nadie Mario quería ocultar nuestra reconciliación a Silvia por obvias razones, y él, en ese mismo momento en que me decían la verdad de la milanga, estaba con ella.
Bueno, qué hacer ante esa situación??
No sé lo que hubiera hecho nadie, sólo sé lo que hice yo.
Al otro día lo vi a Mario en el trabajo, como si nada hubiera pasado. Hablamos del nene, si se había portado bien, mal, boludeces, ambos sabíamos que no hablábamos de nada real.
Delante de él llamé a Silvia, me comporté como siempre. El enojo me da un talento actoral que no tengo en ninguna situación.
Insistí en tomar un café, por las ganas enorrrrmes de verla que tenía, obvio, eso no era mentira. Pobre Mario, le debió haber corrido un escalofrío por todo el cuerpo, aunque igual se encargó de recordarme nuestro secreto, a lo que contesté sin titubear con una confirmación rotunda de que el secreto no sería expuesto en la charla.
El encuentro con Silvia se produjo en un bar, como dije antes, si estoy enojada Norma Aleandro un poroto a mi lado, de ahí tendría que haberme ido a filmar la historia oficial.
Yo estaba divina, hablamos de sus cosas y dejé pasar un largo tiempo. Le ofrecí un cigarrillo y no lo quiso.
En el preciso instante después del ofrecimiento le dije, de manera cómplice, como si ella fuera la única acreedora de mi confianza para albergar un secreto tan importante, que era a la única persona a quien iba a confiar lo que tenía para decir, pero que debía morir en ella porque sino me mataban (chan chan ). Ella me dijo que sí, entoncesssss, le di la gran noticia de mi reconciliación con Mario. Todavía me acuerdo de la metamorfosis que fue sufriendo su rostro, el cigarrillo que segundos antes había rechazado lo agarró ella, con las manos tannn temblorosas que era imposible esconderlas o inmovilizarlas, porque creo que si se las hubiera puesto entre las piernas le saltaba el cuerpo.
Después de decirme algo tipo: “ahhhh qué bien”, salió corriendo al baño esbozando un “ya vuelvo”.
En la mesa del bar fantaseaba que la mina había ido a hablarse al espejo y a decirse que tenía que calmarse para que yo no me diera cuenta de nada. ¡Qué manera de sufrir! Pensé que así sufren los que tienen la conciencia sucia, en el mejor de los casos. Hay peores casos, en los cuales no tienen historia en mirarte a los ojos, pero igual esto no lo podía soportar su pobre personita. A UNA AMIGA NO! Soy de pensar que la culpa nunca la tiene el tercero, siempre y cuando no sea tu amiga/o.  Por todo esto, su sufrimiento y su lucha interior me hacían sentir muy pero muyyy biennnn, eso era lo que quería lograr. Si le decía que sabía todo era cortar su sufrimiento, cosa que no creí merecer, así que luego de contarle algunos detalles íntimos de mi relación con Mario y decirle lo bien que nos llevábamos en la cama, me despedí sin decir nada.
Les digo que si yo no hubiera sido conciente de lo que pasaba me hubiese dado cuenta de su estado de nervios, pero como lo sabía no hice alusión a nada, la dejé que creyera que no me daba cuenta de su cara, palidez y tembleque. Yo sé que debe haber pensado tanto al punto de casi estallarle la cabeza por lo que demostró en esa charla, que debe haber sufrido, si poco o mucho ni idea, pero esos esfuerzos deben haber sido terribles.
Después lo vi a Mario, y le conté que había revelado el secreto, pero que a ella sola y que Silvia no se lo iba a contar a nadie.
Debo confesar que esa situación en donde yo supe toda la verdad me hacía sentir un poder especial, me estaban tomando por idiota. Qué fácil se consuela una cornuda doble no?
Yo no sé como se me ocurrió el plan macabro, pero juro que fueron segundos, fue tan natural como abrir los ojos cuando uno se despierta. Creo que esa historia la extendí un día sólo con Mario, no recuerdo bien, pero creo que no pude haber soportado el papel de pelotuda más que eso.
No recuerdo cómo le conté lo que sabía a él, lo único que recuerdo del estado físico-mental mío era una sensación parecida a la muerte que no la conozco pero me la imagino, como si me hubieran extirpado el corazón, todo lo que salía de mi boca eran palabras que no pasaban por la sensibilidad del cuerpo, fría, calculadora, todo lo que no creo ser en la vida real porque eso no era la vida real, sino una pesadilla
No me acuerdo qué hablé con él, pero me acuerdo perfectamente de mi ex amiga en el bar. Con los amigos NO se jode, es un principio básico en mi vida y, aunque me pasara algo con alguien no quebrantaría por nada del mundo ese principio, de hecho, años más tarde me pasó y emprendí la retirada por un tiempo. Es como una ley para mí, y me gusta juntarme con gente que piensa como yo en ese aspecto.
Lo hecho hecho está, por suerte ahora me cago de risa.
FIN
Un consejo, fuerza y dedicación, ya podrán ser como yo, nada de llantos, nada de escándalos, Cagada pero digna. Juaaaaa.



ENCUENTRO DE PASIONES.

Oooootro tema!!! Este no tiene nada que ver con las cagadas que me hicieron, bah, por lo menos no me la hicieron a mí. Esta historia tiene que ver con cuántaaaa gente piensa distinto a mí, mucha, casi todo un pub. El punto más cercano de referencia soy yo, así que veo toooodas las cosas desde mi punto de vista. En muchas ocasiones esto me trae problemas, pero no puedo evitarlo.

ENCUENTRO DE PASIONES.

Hay un lugar en esta Capital Federal en donde se reúne mucha gente que se “encuentra”. No estoy loca por escribir la primera oración de esa forma, no redacto bien, lo acepto, pero esto fue adrede y, quien conozco de la existencia de ese reducto sabrá de qué hablo.
En ese lugar me he cruzado con gente insospechada de volver a ver en la vida.
Una vez había llevado el teclado, la guitarra y otras cosas porque iban a hacer una noche de “cante el que quiera”, y yo quería, obviamente.
Más allá de la anécdota de que cuando canté nadie me dio un soto de bola, después la cosa se puso buena. Claro, yo cantaba temas míos que a nadie le interesaron y, quizá, tal vez, no tengo carisma. Después pasó Dipacua a cantar y levantó la cosa, a partir de su aparición se armó la golllllda.
Dipacua es la hermana de mi amiga Andreita.
Hace más de una década, cuando vivíamos en New Pompe (Nueva Pompeya) -y digo vivíamos porque yo casi lo hacía, era como mi segundo hogar-, Dipacua salía con uno al que le decían el gallego. Una historia de esas fuertes, en fin, esos fuegos que no se apagan fácilmente, como cuando te comes un puta parió.
La historia de amor la tendría que contar Dipacua porque yo no me la acuerdo, por eso voy a lo que quiero contar.
Ese día, en el lugar donde la gente se “encuentra” y como dije, después de más de una década, quién estaba??? Sí sí, el gallego. Todos nos volvimos a ver. Ese lugar me encannnta, es como el canal volver.
Dipacua y yo frecuentábamos el lugar, Andreita no, es una chica sumamente comprometida, y nosotras dos: SOLTERASSS.
En el lugar del que hablamos había una chica, Estela, a quien yo considero buena mina y, ya si me parece buena mina es un buen perfil para ser mi amiga, requisito necesario y, a esta altura de la vida me doy cuenta que no suficiente, después de unas cuantas machacadas de Andreita que es el extremo opuesto a mí.
El gallego frecuentaba el lugar bastante, entonces, charla va, charla viene, se produjo el gran clásico DIPACUA-GALLEGO. El resultado del marcador lo desconozco, y no me importa, no son datos que me interesen de mis amigas.
La cuestión es que hubo reencuentro amoroso, y esta parte también la tendría que contar ella.
Mientras tanto, los días pasaban y yo me mandaba mails con Estela, nos juntábamos a tomar café y cada vez me caía mejor. Le preguntaba si andaba con alguien, pero ella siempre fue muy reservada con sus cosas. Esto por ahí me alejaba un poco de la amistad, ya que considero la amplitud en el diálogo entre amigos una virtud de la amistad. A mis amigos les cuento casi todo y no entiendo otra forma de relación, por lo que esta situación era extraña para mí.
Un día, Estela me dice de venir a tomar un café y así quedamos. En mi departamento de Bmè. Mitre y Río de Janeiro estaba la Grieguisss, otra
amiga, quien una vez en la vida me liberó de unos gusanos (otra historia), y por razones que no vienen al caso vivía conmigo.
Cuando Estela llegó, después de un rato, me pareció que no quería hablar delante de mi amiga, así que la invité a tomar un café en un bar cercano.
Café de por medio me cuenta que estaba con alguien, que no estaba saliendo, sólo viendo qué onda. Buenìsimoooo!!!!, pensé yo.  En el Medio sonó su celular, ella contestó  y a quien llamó le dijo estas palabras: “sí, estoy acá con chupete tomando un café” y puso cara, por lo que me di cuenta que era con quien andaba y que esa persona me conocía, por ende, yo lo conocía a él.
Expectante le pregunté quien era y....y... a quién me pudo haber nombrado?? Sí sí, al gallego. Ya no sabía si felicitarla o darle el pésame. Yo sabía como era, no fue ningún santo por lo que yo había sabido, pero bueno, todos podemos cambiar, no? Después de todo nadie le había jurado amor eterno a nadie y todos eran grandes.
No supe bien qué decir, pero tampoco lo tiré al bombo. En un momento salió el tema Dipacua, y Estela me comentó que la gente del lugar donde la gente se “encuentra” le batió que el gallego una noche se había ido con Dipacua. También me dijo que le preguntó a él sobre esa noche y que le contestó que nada había pasado entre ellos. DANGERRR, DANGERRRR.  Esos ratos en donde una no sabe que hacer son lamentables, hagas lo que hagas te hace sentir para el orto. Si no decís nada, sentís que la mina es buena, que la están cagando y que vos dejas que la caguen como de arriba de un puente. Si decís, sentís que vas a salir perdiendo, que después la gente se arregla, se encama y vos quedas como la buchonaza que arma discordia cuando todo estaba tannnnn biennnnn!!!!
Qué se yo, en ese instante, me acordé de lo agradecida que quedé con Gise, la que me dijo lo de Mario y Silvia y, como ya dije, todo lo veo desde mi punto de vista, así decidí que, si yo alguna vez interpreté que lo que hizo conmigo Gise fue una obra de bien, yo debía hacer lo mismo por Estela, y entonces se lo dije.
Acá llegamos al punto en donde a veces este modus operandi cerebral me trae problemas.
Estela quedó un tanto perturbada, pero no se enojó. Pasaron unos días, ella no me escribía mails como siempre hasta que establecimos contacto nuevamente. Si yo no hubiera considerado que ella estaba más cerca de ser amiga que no amiga, no hubiera dicho nada, pero lo dije.
En los mails de eso no se hablaba, por lo que terminé considerando que ella no tenía mucha onda de ser mi amiga, así que los mails se fueron espaciando.
No me acuerdo si fue ese fin de semana o el otro que fui al lugar donde la gente se “encuentra” y, para mi sorpresa, todo parecía seguir su curso normal. No sé si seguían o no, muestras de cariño no había, pero bailaban,  y otra amiga de ella que supongo se tendría que haber enterado de todo jodía con él como si no le hubiera mentido a su amiga, en fin, todos misterios para mi pobre cerebro incomprensivo.
El gallego me saludó como si yo fuera el diablo. Es graciosa a veces la vida y sus personajes. Él, que en un lugar minúsculo pretendió salir con la hermana de mi amiga y con Estela al mismo tiempo sin que nadie se enterara, ofendido, porque yo, la conchuda había revelado seu segredo. Estas cosas me causan gracia, la mente negadora de los cagadores me causan gracia, tienen una facilidad para trasformarse en victimas a la velocidad de la luz.
A lo largo de los años, de acuerdo a los dichos de Dipacua y de lo que yo fui testigo, el gallego no había cambiado nada. Tantos años al pedo, por dioooo!
Cuanto mejor es decir la verdad en estos casos, la gente hasta lo ve como una virtud. Yo sé por qué lo digo.
En ese momento se me cruzó por la cabeza “Es fácil infeliz, no tenés compromisos, para qué mentir? Encima en un mismo lugar. Si a la otra te la buscabas en Lomas del Mirador nadie se enteraba, pero no, en los mismo metros cuadrados a las dos. Eso era el sueño del Harén propio. No me jodas!!! Y te lo cagué yo, todo mal. Al final soy una yegua, no es cierto?”
Sé que ante esa pregunta se abren dos bandos, pero yo sigo pensando que hice lo correcto y no habrá quien me haga creer lo contrario, ni el Diego podría.
Bueno, el colmo de las diferencias en las diversas maneras de pensar no terminó ahí. Dejé de ir a ese lugar, no me gusta saber el submundo de las relaciones turbias, que por cierto, lo que acabo de contar no era lo único que yo sabía (TOP SECRET), sabía más y de más personas.  A mi me gusta saber que la gente con la que jodo y me divierto, sean amigos o no, va de frente.
Pasó algún tiempo, algunos meses diría, y un día pintó y fui.
Quiero dejar sentado que soy un tanto jugadora, bahhh, binguera. Voy seguidito al Bingo, aunque cuando veo que me voy de mambo dejo de ir hasta el principio del mes siguiente.
Volviendo al día que fui al lugar tantas veces nombrado, ese día me iluminaron, la gracia estaba conmigo, era el CUMPLEAÑOS DEL GALLEGO. No es buenìiiiiiiisimo???
La vi a Estela que no participaba del cumple, estaba dando una mano en el lugar, ayudando con las mesas, así que estaba al lado mío en la barra. Me preguntó por qué había dejado de ir. ¿Qué tenía que contestarle?  Nada le dije, me colgué. Total eso es algo que me pasa siempre, así que nadie tiene por qué dudar.
De todos modos, si realmente hubiera querido saber algo me lo hubiera preguntado, tenía todos mis datos personales. Igual, el problema había sido de ella, solo que hay cosas que no comparto y es suficiente para mi.
Bueno, el cumpleaños se desarrollaba normalmente, estaban las mesas que pertenecían a él y las que no. Hasta que pasó lo que parecía una escena de Almodóvar, la dueña del lugar toma un micrófono y habla del cumpleaños del gallego. Dice que todos están felices porque lo festejaba ahí y que él se lo merecía. Yo pensé: ¿SI? Todo un gran homenaje al gallego. Después le dieron el micrófono a él. Qué pudo haber dicho? Luego de agradecer, mandó estas palabras: “Por acá pasan historias e histerias, y eso está bueno”.
Qué discurso taaaaaaaaaaan pelotuuuuudoooo, casi lloro, soy muy sensible pero, reScatada. ReScatada por mí misma de ese tipo de gente, gracia a dio o a Maradona (no sé ya quien es quien o si son lo mismo).
Ante esas palabras no pude pensar mucho más, no me dio pa tannnnto.
Al rato cayó al cumple una mina que hacía muchos años le había cagado plata a Andreita. Qué mas??? Cuál es la palabra utilizada en estos casos??? BINGOOOOO.
Así que a las 5 de la mañana me pedí dos taxis, uno para esa hora con el fin de que me deposite en el Bingo, y otro para las 6 de la mañana, con el objeto de que me sacara del Bingo y me depositara en mi casa.
Que se me corten las cuerdas vocales si miento en lo que escribo ahora. Entré al Bingo, me senté, justo en la mesa en donde vendía los cartones Lucas, un pibe divino que siempre me saluda con un beso. Le compré dos cartones de 1 peso, primeros cartones que compraba. Qué paso??? BINGOOOOOOO!!!!!! Sí, gané ni bien me senté 144 pesos, poco, pero bueno, la vida es así, una de cal y una de arena. Nunca me quedó claro si lo bueno es la cal o la arena, pero por suerte hay cosas que las tengo bien claras, reconozco, las que tengo bien claras son minoría absoluta, pocas, poquísimas, pero por lo menos creo que son las que me hacen contar con los mismos amigos después de más de 2 décadas (soy muy joven igual).

chechu